El presente trabajo trata de ser una investigación sobre algunos aspectos sociales de la religión. Convencido el autor de que la conducta, las representaciones y las instituciones religiosas constituyen un ingrediente esencial de la differentia specifica de la humanidad, se ha propuesto intentar entender algunas particularidades de tan complejo fenómeno.
El propósito de este trabajo es completamente ajeno a la pretensión de captar algo así como la "esencia" o "fundamento" de la vida. No se trata de indagar las características de la "experiencia religiosa" ni de la psicología de la religión, ni se muestra interés sobre las especulaciones sobre las raíces de la religiosidad en un "inconsciente colectivo" o alguna otra suerte de hipótesis conceptual. Tampoco se ha pretendido hacer una "crítica de la religión".
Al contrario, la indagación discurre por los caminos más empíricos y accesibles de la sociología y la antropología cultural. El autor ha reducido su centro de atención casi exclusivamente y de modo específico a la sociología religiosa, y difícilmente podría tener otro cariz, pues el texto se articula alrededor de la obra de Max Weber. Ahora bien, a pesar de esta limitación del punto de vista o incluso, habría que decir, en virtud de ella, le ha parecido necesario dar un paso más allá abordando lo que tanto el propio Weber (y otros muchos autores, por supuesto) como el sentido común exigen: el sesgo "simbólico" y desiderativo de los anhelos religiosos que constituyen la más palpable realidad de las conductas y las creencias religiosas. Este aspecto de la cuestión obliga, naturalmente, a abandonar el territorio estrictamente sociológico para introducirse en el dominio más inaprensible de las representaciones de la simbólica y la arquetipología.